Es primordial tener el césped bien cuidado en esta época de vacaciones, ya que este posee una gran capacidad para refrescar el ambiente.
El césped es una combinación de diferentes semillas.
Algunas de las especies vegetales más utilizadas para crear praderas son: Pennisetum clandestinum, Cynodon dactylon, Lolium perenne, Poa pratensis, Festuca arundinacea, Festuca rubra y Agrostis stolonifera, cada una de ellas con diferentes características.
Es por esta razón que se hacen mezclas proporcionadas de estas semillas en función de para que vamos a utilizar el césped y donde lo vamos a instalar.
Es importante que no se observen “calvas”, tenga un colorido verde natural y un inmejorable aspecto estético.
Algunos trucos para conseguir esa pradera de césped deseada son:
Riego:
Las plantas están compuestas de entre un 80% o un 90% agua y debemos mantener esta proporción para que no
marchiten.
El riego con difusores o aspersores (según las dimensiones de la pradera) y con programador, es la manera más
eficiente y sostenible que existe para aprovechar el agua.
Cuando existe la posibilidad de estar una temporada fuera de casa en verano lo ideal es realizar dos riegos al día, uno
al amanecer y otro con la puesta de sol.
Siega:
Con la llegada del buen tiempo el césped crece más rápido y, por tanto, hay que realizar un aumento de las siegas.
La altura más habitual de una pradera de un jardín particular es de 4-5 centímetros, aunque esta cifra puede variar
en función del uso que le demos al jardín. En verano suelen ser aconsejable aproximadamente cuatro siegas al mes.
Aireación:
Las propias raíces del césped van creando un entramado en los primeros centímetros que compacta el suelo
haciéndolo prácticamente impenetrable para el agua y el aire. El suelo debe estar a dos niveles: uno superficial
que se realiza haciendo una siega vertical que arañe de forma perpendicular el suelo, y otra descompactación en
profundidad de unos 10 centímetros que se realiza con una horca especial con dientes de 11 centímetros de
profundidad.
Abonado:
El césped posee su propio abono pues va liberando materia orgánica procedente de los restos de siega.
La primavera y el otoño son los momentos de mayor actividad vegetativa y es cuando se hacen los abonados al césped. Gracias
al abonado conseguimos una pradera más resistente.
Perfilado:
Para finalizar, en grandes superficies, el perfilado se hace con una desbrozadora de hilo de nylon, pero si la
pradera es pequeña, el perfilado se puede hacer con unas tijeras de segar.